Sobre este número (Editorial)

Las especies animales, para sobrevivir, deben buscar la sincronía con su medio. Cuando los ambientes se modifican demasiado, las especies mutan o mueren, porque no logran acompañar al medio, ya que, digamos, no “andan” a su paso. Podemos afirmar que la vida es un equilibrio precario, algo frágil, dependiente y, de suyo, amenazado. Ello que es un dato factual, simplemente ha sido soslayado por los seres humanos que, desde la Revolución Industrial, han estado modificando y trastornando el medio ambiente. El aire se llena de polución, el agua se contamina y se usa de manera indiscriminada, los bosques se talan, las especies se aniquilan, etcétera, todo ello en aras de un capitalismo que no repara en moralidades y que tiene como aliada a la indolencia de las personas.

Por fin, después de años de anunciarlo, los seres humanos hemos generado condiciones ambientales que amenazan nuestro futuro. Ni siquiera la pandemia que pasó pudo frenar, pese a haber obligado a las personas a guardarse en casa, todo el deterioro ambiental. De hecho, como consecuencia de este fenómeno, observamos nuevos objetos contaminantes, sobre todo, cubrebocas y botellas de gel desinfectante, ¿cuánto sabemos de este tipo de contaminación? ¿Cuál es el diagnóstico actual de la crisis medioambiental después de la pandemia? Cuestiones como éstas y otras más de interés podrán encontrar inspirando los artículos de este dossier. 

0