Contaminación atmosférica: efectos en el cambio climático y la salud en la Ciudad de México

Fotografía by diegodlc21

Contaminación atmosférica: efectos en el cambio climático y la salud en la Ciudad de México

Carlos Alberto Ruíz

La contaminación atmosférica se ha convertido en uno de los problemas ambientales urbanos más importantes que afecta la salud y el bienestar de la población que habita estos espacios. Los grandes procesos de urbanización que presentan las ciudades generan cambios en el espacio geográfico ejerciendo una mayor presión sobre el ambiente. Éste es el caso del alto consumo de energía que, en general, proveniente de fuentes fósiles, pues impacta directamente a los microclimas que, a su vez, terminan generando cambios en el clima global.

Por esto, en el presente trabajo se tiene como objetivo identificar los impactos directos e indirectos que genera la contaminación atmosférica en los patrones del microclima urbano y la salud de la población que habita en estos.

 

¿Qué es la contaminación atmosférica y por qué es importante para la salud?

 

«Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la contaminación atmosférica genera cada año cerca de 6 millones de defunciones, esto es que 9 de cada 10 personas ponen en riesgo su salud al estar expuestos a altas concentraciones de contaminación».

 

La contaminación del aire corresponde a los cambios o niveles de concentración de sustancias en la atmósfera que pueden generar un impacto negativo en la salud de la población; estos contaminantes se pueden presentar en forma de gases, humos, vapores o partículas.[1]

Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la contaminación atmosférica genera cada año cerca de 6 millones de defunciones, esto es que 9 de cada 10 personas ponen en riesgo su salud al estar expuestos a altas concentraciones de contaminación. Asimismo, hace referencia de los impactos directos atribuibles a la contaminación atmosférica como el cambio climático, el cual se encuentra en la lista de los problemas más importantes a atender debido a sus consecuencias que tendrá en la salud de la población más vulnerable.

En estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública en México, se han identificado atribuciones de la contaminación atmosférica a la salud de la población; éste es el caso de los trabajos donde se identificó que la frecuencia cardiaca de personas con problemas isquémicos del corazón en la Zona Metropolitana del Valle de México presenta un decremento significativo asociado a un incremento de las partículas 2.5.[2] De igual forma, en un segundo trabajo se observó un incremento en la mortalidad de niños menores a un 1 año por todas las causas asociado a las partículas 2.5.[3] Así pues, se identifican varios trabajos epidemiológicos donde se evalúan los efectos negativos de la contaminación en la salud de la población, sobre todo en enfermedades del sistema respiratorio y cardiovascular.[4]

Entre las aportaciones geográficas al estudio de la contaminación atmosférica y sus efectos en la salud, se pueden mencionar los análisis de dispersión de contaminantes mediante los sistemas de información geográfico, éste nos permite identificar patrones de distribución y zonas de alta concentración en el territorio con el propósito de examinar los efectos en la salud de la población que presenten mayor vulnerabilidad. Por otro lado, el estudio geográfico de los espacios urbanos nos permite identificar los cambios en los patrones climáticos por los efectos de la contaminación, generando así otros efectos como islas de calor, ondas de calor, cambios en los vectores de enfermedad y fenómenos hidrometeorológicos atípicos que ponen en riesgo el estado de bienestar de la población. 

Finalmente, gracias a estos estudios se puede tener un visón más integral de la salud ambiental en las zonas urbanas que permitirán generar políticas públicas encaminadas a generar efectos positivos sobre determinantes estructurales de la salud.

 

La contaminación atmosférica en la Ciudad de México y su origen

 

El origen de los contaminantes atmosféricos, tanto en la Ciudad de México, como en otras ciudades, es generalmente provocado por el hombre, sin embargo, es importante mencionar que existen procesos naturales que pueden intensificar la concentración de algunos contaminantes. Éste es el caso de las tolvaneras generas por el viento, incendios forestales de origen natural, tormentas eléctricas o erupciones volcánicas, mientras que las acciones antrópicas asociadas a la generación de contaminantes del aire se pueden mencionar los cambios en la cubierta vegetal, alteraciones del suelo, procesos de urbanización descontrolados, productos agro productivos, combustión de diversa índole, actividad industrial y de transporte entre otros.[5]

En este sentido, se pueden identifican dos tipos de contaminantes:

  1. Los primarios: que son aquellos que se originan directamente de una fuente de contaminación atmosférica, tales como el monóxido de carbono (CO) dióxido de azufre (SO2) o las partículas de 2.5 y 10 ppm.
  2. Los secundarios: Estos no son contaminantes emitidos directamente, sino que su origen es producto de la interacción entre los contaminantes primarios y la atmósfera, generando reacciones químicas o fotoquímicas que originan el contaminante; éste es el caso del ozono troposférico, que se origina por una reacción fotoquímica entre la radiación solar con el monóxido de carbono o el monóxido de nitrógeno.

La importancia de los efectos de la contaminación atmosférica en la Ciudad de México se puede datar desde 1940, cuando el Observatorio Nacional de Tacubaya identificó una visibilidad de 4 a 10 km, siendo esto un primer indicador de los altos índices de concentración de contaminación atmosférica en la ciudad. Posteriormente, en 1950, la Dirección de Higiene Industrial de la Secretaría de Salubridad y Asistencia confirma la presencia de contaminantes atmosféricos en la Ciudad de México, hecho que motivó en los siguientes años una serie de acciones para el monitoreo atmosférico de los contaminantes, promocionada tanto por la autoridad local como por la Organización Panamericana de la Salud, quien instalo la Red Panamericana de Muestreo Normalizado de la Contaminación del Aire con 10 estaciones.[6]

En la actualidad, la medición de la contaminación atmosférica de la Ciudad de México está a cargo de la Secretaría del Medio Ambiente de esta entidad, cuenta con poco más de 40 estaciones de monitoreo de contaminantes atmosféricos distribuidos en toda la Zona Metropolitana y la información proporcionada por esta autoridad es comunicada mediante su página de internet: <http://www.aire.cdmx.gob.mx/default.php>, donde se pueden visualizar los datos, índices y concentraciones de la contaminación atmosférica en cada una de las estaciones, así como reportes anuales del comportamiento de los mismos a lo largo del año.

Con respecto al origen a los contaminantes en la Ciudad se identifica que cerca del 46% de las emisiones son atribuidas a la movilidad constante de vehículos particulares, de carga y públicos, el 21% corresponden a las emisiones generadas por la industria, mientras que un 20% de los contaminantes son emitidos por los hogares.

De estas emisiones son las partículas suspendidas menores de 10 micrómetros y de 2.5 las que presentan una mayor correlación con los efectos en la salud de los habitantes de la ciudad, dichas partículas son generadas en su mayoría por la industria y por las tolvaneras que son comunes en la porción norte y oriente la Zona Metropolitana que levantan las partículas erosivas del suelo.

Otro contaminante muy relacionado con los efectos en la salud es el caso del ozono troposférico, el cual incide en las enfermedades crónicas respiratorias; este se presenta con mayor concentración durante la tarde al sur y poniente de la Ciudad de México.

 

La climatología y la contaminación atmosférica en la Ciudad de México

 

Para comprender más el comportamiento de la contaminación atmosférica en la Ciudad de México, es importante explicar las condiciones climáticas que en ésta se presentan, ya que, dependiendo del comportamiento de la atmósfera, se generan fenómenos que ayudan a la dispersión o concentración de los contaminantes.

En la Zona Metropolitana de la Ciudad de México se identifican 3 grandes grupos climáticos según la clasificación climática de Enriqueta García para México; por un lado, en la porción centro-nororiental un clima semiárido (BS1kw) mientras que hacia el sur-poniente se identifican climas del grupo de los templados (C) pasando de los subhúmedos w0, w1 y w2. El clima templado subhúmedo con lluvias de verano y un bajo porcentaje de humedad invernal (Cwo) se distribuye en un 32% del territorio, lo que lo convierte en el más abundante y finalmente en las zonas montañosas del sur y sur-poniente se identifican un clima semifrío (Cb) provocado por la altitud de la zona.[7]

Esta condición de los climas que presenta la Ciudad de México está relacionada con dos de los elementos climáticos que más influyen en la dispersión de los contaminantes: el viento y la precipitación. En el caso del viento, se identifican dos periodos importantes; el primero, en la temporada seca del año donde predominan vientos locales de valle a montaña y es más común que se presente una estabilidad atmosférica que impida el desplazamiento del aire ocasionando las inversiones térmicas que influyen en la concentración de los contaminantes dentro de la cuenca de la Ciudad de México, mientras que, en la temporada húmeda, predominan los vientos regionales (alisios) que tienen una dirección del nororiente al sur-poniente, permitiendo una dispersión de los contaminantes debido a la intensidad del viento y a la generación de inestabilidad atmosférica, por ello durante los meses de junio a octubre se presenta una menor probabilidad de contingencia ambiental, producto de la baja concentración de los contaminantes.

Para el caso de la precipitación, el comportamiento es similar al punto anterior, en este sentido, se identifican 3 temporadas importantes: a) Seca-fría, que va de los meses de noviembre a febrero y donde las temperaturas tienden a descender hasta los 10°C  o un poco más en las zonas de montaña; esto es producto de la entrada de frentes fríos que, en su paso por el territorio mexicano, pueden generar lluvias aisladas en la Zona Metropolitana de la Ciudad, pero también estas masas de aire frío inciden de manera directa en la inversión térmica, permitiendo momentos de estabilidad atmosférica que impiden la precipitación, b) seca-caliente, que va de los meses de marzo a mayo, la precipitación sigue siendo aislada sobre todo entre marzo y abril y las temperaturas suben hasta los 28° o 29°grados centígrados, sobre todo en la porción centro norte de la ciudad generando islas de calor e intensificando los efectos de las inversiones térmicas y la estabilidad atmosférica, permitiendo un aumento significativo de la concentración de contaminantes en la ciudad. Finalmente, c) la temporada de lluvias que va de junio a octubre, durante este tiempo, por efectos de los vientos regionales, las condiciones atmosféricas tienden a ser muy inestables, permitiendo lluvias intensas a lo largo del territorio de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, haciendo que los contaminantes se mezclen con la humedad y la lluvia, disminuyendo así su concentración en la atmósfera.

Otro aspecto relacionado con la contaminación atmosférica y el clima de la ciudad corresponde a la urbanización, la cual causa cambios en el comportamiento y tendencias de los elementos climáticos, producto del crecimiento urbano y cambios en la cubierta vegetal. Una evidencia clara de estos efectos es la marcha de la temperatura que tiene una tendencia al alza; así lo demuestran las estadísticas del Observatorio de Tacubaya, donde se tienen registros, desde 1887 hasta la fecha, de las temperaturas de la ciudad.

En el caso de la temperatura extrema máxima anual registrada entre 1887 y 2018, se identifica una tendencia positiva del comportamiento de la temperatura, siendo las décadas de los años 60 y 70 cuando se observa un incremento de la temperatura por arriba del promedio de 26.8°C durante el período antes mencionado. La temperatura máxima extrema más alta se registró en el 2019 con 29°C, esto es una diferencia de 2.2°C con respecto al promedio.

En el caso de la temperatura máxima promedio en el mismo período, la tendencia es la misma, esto es, en los años 60 y 70 la temperatura se empieza alejar del promedio, que en este caso era de 23.3°C, siendo el año de 1998 el más caluroso con una temperatura máxima promedio de 25.4°C, esto es 2.1°C más que el promedio.

Finalmente, para el caso de la temperatura promedio anual, la marcha de la temperatura presenta una leve tendencia al alza, donde se observa que, en la década de los años 50, la temperatura oscilaba dentro del promedio del período que era de 16.6°C, mientras que para los años 60 y 70 se empieza a alejar hasta que, en 1978, la temperatura promedio ya no llega a estar dentro del promedio global. En el año de 1998, se tiene el registro de la temperatura más alta de 18.7°C, esto es, 2.1°C más que el promedio.[8]

Este comportamiento de la temperatura en el Observatorio de Tacubaya se explica como un producto de la urbanización de la Ciudad de México, la cual, a partir de los años cincuenta, empieza a superar sus límites políticos, extendiéndose hasta otras entidades administrativas del Estado de México.

Este crecimiento urbano se le atribuye al modelo de sustitución de importaciones de la década de 1940, que influye en el proceso de industrialización de la ciudad, generando una tasa de industrialización de 7.3 entre 1950 y 1960, lo que propició flujos migratorios del campo a la ciudad. Para las siguientes décadas (1960-1970), la tasa de industrialización alcanzó el 8.9 % dando como resultado una explosión urbana, tal que para los años de 1980 la Ciudad de México seguía siendo la más poblada e importante de México por su tamaño y fuerza de atracción poblacional y de inversión.[9]

Estas transformaciones urbanas que presentó y sigue presentando la Ciudad de México a causa de la industrialización y la sobrepoblación da como resultado la deforestación y los cambios en los patrones de comportamiento de los elementos del clima urbano y, por ende, efectos colaterales en la salud de la población de mayor vulnerabilidad, esto ante la presencia de concentración de contaminantes y los cambios en el confort urbano.

Las condiciones ambientales actuales de la ciudad nos permiten entender el comportamiento de los contaminantes atmosféricos; desde el punto de vista espacio-temporal, son los meses secos (noviembre a mayo) donde se tiene una mayor concentración, afectando principalmente la zona norte y oriente de la Zona Metropolitana. De esta manera, podemos identificar aquí zonas industriales, urbanización difusa, climas semiáridos y una mayor estabilidad atmosférica por ser la parte central de la cuenca, aspecto contrario hacia la porción sur-poniente donde la urbanización aún no abarca todos los territorios y existe una presencia significativa de zonas boscosas. Por otro lado, en el resto del año las concentraciones son bajas, pero con una distribución más hacia el poniente y sur-poniente de la ciudad debido a la dirección del viento.

 

 

Contaminación atmosférica y el cambio climático

 

Para poder entender el cambio climático, lo primero que debemos decir es que el clima es un sistema complejo y abierto donde interactúa energía, materia y, como todo sistema, un cambio en uno de sus componentes haría una modificación al sistema entero; en este sentido, en el clima intervienen una serie de elementos que interactúan en distintos niveles, hidrosfera-atmósfera, biosfera-atmósfera, litosfera-atmósfera, antroposfera-atmósfera y así entre esas esferas que conforman la Tierra.

Por lo tanto, el cambio climático corresponde a una modificación en el comportamiento del clima, producto de las diferentes interacciones que tiene la atmósfera con los elementos del sistema.

En el caso de las modificaciones climáticas, se pueden atribuir procesos naturales externos, éste es el caso de aquellos que son astronómicos. Según la teoría de Milancovitch, los movimientos astronómicos de la Tierra influyen en el comportamiento del clima, es el caso por ejemplo de los cambios en la excentricidad de la órbita terrestre, que cambia cada 100 mil años, o bien la oblicuidad (la inclinación del eje terrestre) que cambia aproximadamente cada 41 mil años, estos, en conjunto con el movimiento de precesión, influyen en el comportamiento climático generando glaciaciones o calentamientos.[10]

De igual forma, existen factores internos de la Tierra que pueden cambiar el clima, tales como las erupciones volcánicas o la misma tectónica de placas. Sin embargo, el cambio climático del que se habla en la actualidad tiene como principal causa la acción antrópica sobre el medioambiente, esto a partir de las emisiones de contaminantes de efecto invernadero (GEI), como el CO2 o el metano, la deforestación de las zonas tropicales y boscosas, la contaminación de agua y suelos, así como los procesos de urbanización  descontrolados y el crecimiento de la población que ejercen una mayor presión sobre los recursos finitos que proporciona la naturaleza. Todo esto genera modificaciones al sistema climático que, en su mayoría, lo retroalimentan, causando un aumento significativo de las temperaturas atmosféricas.

Según datos el IPCC, el aumento de la temperatura del planeta tiene una correlación directa con las emisiones de dióxido de carbono (CO2), es decir, que el aumento del CO2 en la atmósfera intensifica el efecto invernadero, aumentado así las temperaturas, la principal fuente de emisión de esos contaminantes se le atribuyen a la quema de combustibles fósiles provenientes de la dinámica urbana e industrial.[11]

 

 

Impactos del cambio climático en la salud

 

Estos cambios en el clima traerán consigo una serie de impactos tanto en la biodiversidad, como en el bienestar de la población, de ahí la importancia de las acciones ante el cambio climático que busquen mitigar estos impactos. En el caso de la salud, podemos identificar una serie de impactos directos e indirectos tales como:

  1. Efectos directos: el aumento de las temperaturas atmosféricas aumenta fenómenos como las ondas de calor, que ponen en riesgo la vida de los adultos mayores y niños al ser los más vulnerables; éste es el caso del año de 2003 en Europa, donde tan solo en España, 8% de las defunciones ocurridas fueron asociadas a este fenómeno y cerca del 15% de los casos fue en adultos mayores de 65 años,[12] por otro lado, la variación de las precipitaciones y la formación de fenómenos hidrometeorológicos extremos ponen en riesgo la vida de la población más vulnerable al no estar preparadas para afrontar estos fenómenos, según las estimaciones de la OMS, estas condiciones generarían cerca de 60,000 muertes al año, sobre todo en los países en desarrollo.
  2. Efectos indirectos: Los cambios en las condiciones climáticas cambian los patrones de comportamiento de la biodiversidad, donde se incluyen algunos vectores de enfermedades como el mosquito del dengue, el cual, según las estimaciones de la OMS, se podría estar propagando cada vez más en territorios donde las condiciones ambientales, que antes no eran propicias, se conviertan en nichos de desarrollo de estos vectores de enfermedad; esto mismo se espera con otras enfermedades infecciosas como el paludismo o la esquistosomiasis. Por otro lado, el cambio climático actual pone en riesgo los sistemas hídricos del planeta lo que afecta a la salud en temas como la desnutrición por falta de agua para alimentos, deshidrataciones y enfermedades infecciosas que se pueden controlar con una buena higiene, pero que sin agua podrían convertirse en causantes de muerte.

Los impactos del cambio climático en la salud, a manera de una aproximación, causaran cerca de 250,000 defunciones adicionales para el año 2030 y 2050; por calor extremo a las personas mayores (38 mil), enfermedades intestinales causantes de diarreas (48 mil), paludismo (60 mil) y desnutrición infantil (95 mil).[13]

 

 

El cambio climático en la Ciudad de México y sus impactos en la salud

el papel de la geografía es fundamental para darle una compresión territorial a estos procesos, mediante el análisis espacial, el arreglo territorial, la planeación urbana, el ordenamiento territorial y los estudios ambientales.

 

El clima, al ser un sistema global-local, hace que los cambios que ocurran en el mundo tengan efectos a niveles más regionales y locales como las ciudades y, en este sentido, la Ciudad de México no se queda fuera de los impactos que el cambio climático genera en temas como la biodiversidad y el bienestar de la población.

Los estudios sobre los impactos del cambio climático en la Ciudad de México, con base en una búsqueda por parte del autor en Google Academic, arrojaron una tendencia a los estudios de adaptación de la ciudad ante el cambio climático, así como el marco jurídico que busca para dicha adaptación, mientras que, en el caso de la salud, los estudios son pocos y la mayoría están centrados en asuntos de contaminación atmosférica; sin embargo, de estas investigaciones se pueden destacar resultados aproximados de los impactos, tales como el aumento en las frecuencias de las ondas de calor, lluvias torrenciales que generan inundaciones y deslaves en las zonas vulnerables, intensificación de la temporada invernal y los problemas de la producción de alimentos a nivel nacional que afectarían a la ciudad por su dependencia alimenticia, producto de la falta de espacios para la producción agrícola.

Estos cambios estarán, por lo tanto, relacionados con enfermedades o muertes causadas por golpes de calor, hipotermia, intoxicación por monóxido de carbono, incidencia de enfermedades respiratorias e intestinales, sobre todo en población de niños y adultos mayores, así como reacciones alérgicas y asmas producto de la dispersión de polen.[14]

Dentro de los territorios afectados por el cambio climático en la Ciudad de México, se pueden mencionar alcaldías como Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza, por efectos de temperaturas altas, Cuajimalpa, Tlalpan y Xochimilco, por descenso de temperaturas, Cuajimalpa y Tlalpan, por precipitación abundante, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa y, Venustiano Carranza, por baja precipitación.[15] Por otro lado, también merita mencionar los efectos de las lluvias torrenciales al oriente de la Zona Metropolitana, es el caso de Chalco, Nezahualcóyotl o Gustavo A. Madero.

A manera de conclusión, la contaminación atmosférica, el cambio climático y la salud son una clara evidencia de por qué son importantes los trabajos y estudios interdisciplinarios, puesto que son necesarios para lograr comprender y atender los problemas que la sociedad enfrenta y, en este sentido, el papel de la geografía es fundamental para darle una compresión territorial a estos procesos, mediante el análisis espacial, el arreglo territorial, la planeación urbana, el ordenamiento territorial y los estudios ambientales.

Cabe recalcar que, en el caso de la Ciudad de México y el cambio climático, la aportación geografía debe ser cada vez más evidente y propositiva en la toma de decisiones y en las políticas públicas que están encaminadas al desarrollo sostenible, la relación ambiente y sociedad, salud y territorio y adaptación al cambio climático.

En el caso de la salud ambiental, la geografía aporta una visión integradora de la relación ambiente y salud desde el territorio, lo que permite trabajar de la mano con el sector salud bajo el paradigma de los determinantes sociales en la salud que son de suma importancia identificar, sobre todo aquellos determinantes estructurales que, al ser afrontados desde una visión integral, permitirán mejores resultados y evidencias claras en la mejora del bienestar social y la calidad de vida de la población, no sólo de la Ciudad de México, sino también en todo el territorio nacional.


Notas

[1] Cf. SEDEMA, Dirección de Monitoreo Atmosférico.

[2] Cf. Horacio Riojas, et al., “Uso de la variabilidad de la frecuencia cardiaca como marcador de los efectos cardiovasculares asociados con la contaminación del aire”, pp. 348-357.

[3] Cf. L. Carbajal, et al., “Effect of PM (10) and O (3) on infant mortality among residents in the Mexico City Metropolitan Area: a case-crossover analysis 1997-2005”, pp. 715-721.

[4] Cf. Rosalba Rojas, et al., “Crecimiento de la función pulmonar en niñas con exposición prolongada a contaminantes del aire en la Ciudad de México”, pp. 377-384. L. Carbajal, Op. Cit.

[5] Cf. Fernando Tudela, et al., “Contaminación del aire: Apuntes conceptuales e históricos”, pp. 11-32.

[6] Cf. SEDEMADF, “Historia del monitoreo atmosférico”, pp.7-37.

[7] Cf. INEGI, “Climatología” y Enriqueta García, Modificaciones al sistema de clasificación climática de Köppen.

[8] Cf. SMN, Información estadística climatológica.

[9] Cf. Gustavo Garza, “Capítulo VII: Dinámica industrial de la Ciudad de México”, pp.157-172.

[10] Cf. Cohen Sánchez, et al., Elementos para entender el cambio climático y sus impactos, pp.45-74.

[11] Cf. Idem.

[12] Cf. Navarro Martínez, et al., “valoración del impacto de la ola de calor del verano de 2003”, pp.250-258.

[13] Cf. OMS, “Cambio climático y salud” y “Contaminación atmosférica”.

[14] Cf. Oscar Vázquez, et al., «Secretaría del medio ambiente», S/F.

[15] Cf. C. Sánchez, Op. Cit.

 

 

 

Referencias

 

CARBAJAL, Arroyo, L, et al., “Effect of PM(10) and O(3) on infant mortality among residents in the Mexico City Metropolitan Area: a case-crossover analysis, 1997-2005”, en Jornale Epidemiol Community Health, agosto 2011, pp. 715-721.

 

GARCÍA, Enriqueta. Modificaciones al Sistema de Clasificación Climática de Köppen. México: Enriqueta García de Miranda, 1988.

GARZA,Villareal, Gustavo. “CapítuloVII Dinámica industrial de la Ciudad de México”, en El proceso de industrialización en la ciudad de México (1821-1970), de Gustavo Garza Villareal, pp. 157-172. México: El Colegio de México, 1985.

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OMS. «Cambio climático y Salud». 2021. <https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/climate-change-and-health >[En línea] [última consulta: 19 de noviembre de 2021.]

—――. «Contaminación atmosférica.» 2021. <https://www.who.int/es/health-topics/air-pollution#tab=tab_2> [En línea] [última consulta: 19 de noviembre de 2021.]

RIOJAS, Rodríguez, Horacio, Fernando Holguin , Antonio Gonzáles Hermosillo, y Isabelle Romieu. “Uso de la variabilidad de la frecuencia cardiaca como marcador de los efectos cardiovasculares asociados con la contaminación del aire”, en Salud Pública de México 48, nº 4 (julio-agosto 2006), pp. 348-357.

ROJAS, Martínez, Rosalba, et al., “Crecimiento de la función pulmonar en niños con exposición prolongada a contaminantes del aire en la Ciudad de México”, en Am J Respir Crit Care Med, agosto 2007, pp. 377-384.

SÁNCHEZ, Cohen, Ignacio, Gabriel Díaz, Padilla, María Tereza Cavazos, Pérez, Guadalupe Rebeca Granados, Ramírez, y Eugenio Gómez, Reyes. Elementos para entender el cambio climático y sus impactos. México: Porrúa, 2011.

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SEDEMA. Dirección de Monitoreo Atmosférico,. 2021. <http://www.aire.cdmx.gob.mx/default.php?opc=%27YaBj%27> [En línea] [última consulta: 15 de noviembre de 2021.]

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