El Colegio de Literatura Dramática y Teatro, coordinado por la Maestra Mónica Raya, nos ofreció en el nuevo espacio de la Facultad de Filosofía y Letras: Foro Experimental José Luis Ibáñez, una muestra de cuatro montajes escénicos, de alumnos de dicho Colegio.
Cada año la Coordinación de Difusión Cultural convoca, mediante dos plataformas, a estudiantes universitarios de teatro a fortalecer sus procesos formativos hacia la profesionalización. Los 4 montajes de la Temporada de primavera: Escorial, Casco y café, El cuarto jinete y La cisma de Inglaterra fueron distinguidos y premiados en 2017.
La primera plataforma de participación corresponde al Festival Internacional de Teatro Universitario FITU, que desde 1991 premia el trabajo escénico de estudiantes, tanto de nivel bachillerato, licenciatura, como de egresados. A lo largo de sus 25 emisiones, el FITU ha incrementado sus posibilidades de participación; este año en la categoría “C1 Montajes estudiantiles dirigidos por estudiantes”, resultó ganadora la obra Escorial de Michel de Ghelderode, bajo la dirección de Luis Barrera. Una obra que pone en crisis la relación del amo y el esclavo en las figuras de un rey y su bufón. Aquí, las conductas derivadas de la función social envuelven el conflicto existencial, cuando el amor y la muerte se revelan mediante la búsqueda del sentido de dos vidas, quizá condenadas al deber ser. Ambos personajes se enfrentan a sí mismos en la figura del otro y es así como alcanzan a percibirse en la fragilidad de su condición humana.
La puesta en escena fue resuelta con el diseño escenográfico de Víctor Alvarado: un dispositivo escénico donde los actores despliegan sus habilidades físicas, y el trazo y desplazamiento de los personajes se ubica prácticamente en dicha estructura. La iluminación de Alejandra Linares dialoga con la obra del dramaturgo belga y se arriesga en la creación de atmósferas que apoyan la progresión interpretativa. La musicalización corrió a cargo de César Nicolás, quien, a su vez, conforma el elenco junto a Diego Cárcamo y Dan Alvarado, este último recibió mención especial por su actuación destacada. Ximena Linares se encargó del maquillaje y Julián Reyes Botello de la realización de máscaras; el vestuario fue creación colectiva. Una característica y fortaleza de este grupo de estudiantes es la sensibilidad depositada en cada una de las áreas que configuran la obra en su totalidad. Ofrecieron funciones del 16 al 18 de mayo.
En la categoría “C3 Montajes de egresados” el espectáculo clown Casco y café fue distinguido con doble mención especial por actuación masculina destacada a Gustavo Franco y Eduardo Hernández, actores de dicho montaje bajo la dirección de José Carlos Parra. En este caso la dramaturgia original estuvo a cargo de ambos actores, el director y Michelle Mota. La circunstancia se centra en el hambre, donde los elementos lúdicos y cómicos contagian de humor y simpatía en torno a los personajes que transitan por la aventura para recuperar un trozo de queso. La obra recibe los nutridos aplausos del público al ser una propuesta que detona risas y se convierte en un regazo en nuestros días. El diseño de escenografía e iluminación estuvo a cargo de Michelle Ortuño y le asistió Ximena Romero; como asistente de producción: Julio Alcántara. Este montaje se presentó del 2 al 4 de mayo.
La segunda plataforma de participación corresponde a la convocatoria a través de la Dirección de Teatro unam y el Colegio de Literatura Dramática y Teatro, para estudiantes del Colegio: “Incubadoras de grupos teatrales, FFyL”, que operan desde 2014 y promueven la profesionalización y autogestión de grupos de estudiantes del último año o recién egresados.
Uno de los resultados premiados en la cuarta emisión de “Incubadoras” fue El cuarto jinete, original de Mario Alberto Ramírez, la obra es compleja y se sustenta en una metáfora del mundo caótico y desarticulado que nos envuelve. El espacio donde se resguardan dos hermanos se convierte en símbolo de espera y protección, hasta que el tercero regresa con un cuarto personaje, que quizá sea su “salvador” y al mismo tiempo su inminente destructor. El conflicto interno que cuestiona la existencia humana se traduce en el encierro físico. Jóvenes en desasosiego azotados por la “peste”, originada en las sociedades en decadencia, donde ratifican la muerte de “Dios”.
El montaje dirigido por Efraín Pérez Álvarez contó en su reparto con: Beatriz Bermúdez, A. Salvador Avelar, Luis Salazar y Alfonso José. En la asistencia de dirección: Zyanya Zamora; escenografía e iluminación: Aurelio Palomino; vestuario: Sergio Mirón; producción ejecutiva: Karla Guerrero; asistente de producción: Fátima Vela; investigación en el proceso: Michelle Veruete; asesoría corporal: Jorge León; asesoría musical: Samuel P. Adorno; diseño de imagen: Emmanuel Vela y la realización de escenografía estuvo a cargo de Fernando Payán. Ofrecieron funciones del 23 al 25 de mayo.
Finalmente, la temporada de primavera cerró con otro montaje ganador de “Incubadoras”: La cisma de Inglaterra bajo la dirección de Alejandro Zamora. Una obra del teatro clásico español, donde Calderón de la Barca indaga en las relaciones humanas mediadas por el poder y las pasiones desbordadas. Los convenios que los gobernantes establecen con la Iglesia son históricos, y las rupturas entre naciones evidencian el papel que ésta ha tenido en la ambición de conservar el mandato. El teatro clásico es un reto para los actores en formación, por el rigor que se requiere para decir el verso con solidez y claridad, y así llegar a los oídos de los espectadores.
Participaron los actores: Saúl Otero, Mónica Alvarado, Querena García, Viridiana Velasco, Valentina Guerrero, José Carlos Parra, y Olinmenkin Sosa. El diseño de escenografía estuvo a cargo de Alejandra Morales y Denise López; iluminación: Denise López; diseño de vestuario: Alejandra Morales; diseño sonoro: Eduardo Espinal; diseño gráfico: Eugenia Arriola; “community manager”: Carlos E. Mondragón; “stage manager”: Alejandro Rubalcava; coreografía: Erika Suárez, y asesoría de montaje: Horacio Almada. Tuvieron funciones: 30, 31 de mayo y 1º de junio.
Esta temporada de primavera da cuenta del trabajo de estudiantes y asesores que impulsan el trabajo colectivo en una de las manifestaciones artísticas más complejas. La función social del teatro se concreta en tanto se sumen espectadores ávidos de experimentar un encuentro vital. Sea pues éste el inicio de próximas temporadas, donde la comunidad universitaria se convierta en público de teatro.