Todavía el lloriqueo de los chacales
Nestor Alacoque
“Oculto”, en otras lenguas, incluida
la de la mujer, puede querer decir
“descubierto”; en ésta, no comporta menos que tratos
con las huestes
del atraco, el soborno y la impunidad. De ahí que
se produzca el espanto.
Llegamos antes de la noche en que se difundiera la idea de que la mujer había muerto. Se dijo que unos forajidos, que trajeron la enfermedad a su paso, la habían contaminado. Por otra parte, que era una mujer aficionada a la revuelta, y que tuvo de seguro una disputa en medio de la que perdió la vida. Aunque también se llegó a decir, con meridiana insistencia, que la mujer era una de esas que mantienen comercio carnal con el Engañador y sus trucos. Todo aquello fue dicho: una muerte fulminante la de la mujer, que, no es que fuera merecida, pero sí que había sido procurada.