Homenaje a José Luis Ibáñez
Margarita González
José Luis Ibáñez, estoy aquí para “mover la voz a ti debida”, como dice Garcilaso,[1] una voz que intenta “parar las aguas del olvido”. No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, y yo, endeudada para siempre contigo, “que es deuda general, no sólo mía,/ mas de cualquier ingenio peregrino/ que celebra lo digno de memoria/”, quiero compartir brevemente dos momentos del tiempo afortunado que estuve colaborando contigo.