Ampliando las fronteras de la educación

Ampliando las fronteras de la educación

Libertad Colín Márquez

Libertad Colín Márquez [1]

 

 

A finales de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud informó de la existencia de la enfermedad infecciosa COVID-19, ocasionada por el virus SARS-CoV-2, tras suscitarse un brote en la ciudad China de Wuhan.[2] Hasta el mes de febrero de 2020, la mayoría de los casos se encontraban en China, sin embargo, los contagios fueron aumentando en diversos países para el mes de marzo. En México, el primer caso confirmado se presentó el 27 de febrero en la Ciudad de México.[3]

Esta pandemia ha sido un reto global sin precedentes, se han dado cambios drásticos a nivel individual y social. Sin duda, esta emergencia sanitaria impactó en los sistemas educativos del mundo entero, nunca antes se había visto que 1.370 millones de estudiantes de todos los niveles educativos alrededor del mundo se vieran afectados por una pandemia.[4]

En México, en materia educativa, se han establecido diversas medidas de prevención para el sector educativo nacional, como la suspensión de clases que comenzó desde el lunes 23 de marzo de 2020. Ante esta situación, con el fin de continuar con el aprendizaje de los contenidos y cumplir con los planes y programas establecidos, durante la XVII Reunión Nacional Plenaria Extraordinaria del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU), el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, establece un sistema de educación a distancia electrónica y digital conocida como “Aprende en casa”.[5] Además de esto, la SEP incorporó en su sitio web materiales de apoyo para estudiantes de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria.[6]

Al término de ese ciclo escolar, y tras finalizar el programa vacacional “Verano divertido”, el titular de la SEP declaró que el ciclo escolar 2020-2021 daría inicio, igualmente a distancia, el 24 de agosto del 2020, tras un convenio con las principales televisoras y radiodifusoras.[7] Las clases presenciales sólo iniciarán cuando el semáforo epidemiológico se encuentre en verde.

 

¿Qué podemos aprender tras la pandemia de influenza A (H1N1)?

 

Hace poco más de 10 años, a mediados de marzo de 2009, apareció en México un virus identificado por los científicos como influenza A H1N1.[8] Las imágenes que actualmente observamos tras el brote de coronavirus en Wuhan nos hacen recordar lo acontecido en ese momento histórico. Sin embargo, ¿qué podremos haber aprendido de esa situación?, en materia educativa, ¿podemos recuperar algunas de las medidas implementadas?

Al revisar los distintos documentos, folletos y guías estratégicas educativas publicadas por el gobierno federal durante el periodo de tiempo que duró esa pandemia, encontramos mayores procedimientos de salubridad que un plan académico y pedagógico en sí, las recomendaciones en educación son muy generales y parecen no adecuarse al contexto propio de los estudiantes.

Ante una eventual suspensión de clases, se pide a los profesores planear actividades de aprendizaje, “posibilitar que los alumnos las realicen de manera autónoma o de forma colectiva con los integrantes de su familia”,[9] diseñar evaluaciones que permitan el reconocimiento de los aprendizajes alcanzados por los alumnos, atender las dudas y dificultades de sus estudiantes, entre otras muchas funciones.[10] Claramente se vive una situación en la que es importante realizar modificaciones, sin embargo, las responsabilidades que se delegan al profesor son mayores y extenuantes. Es preocupante que se le menciona lo que debe realizar, pero muy pocas veces cómo.

En las familias se sugiere acordar un calendario de actividades, realizar juegos, narrar anécdotas, comentar los álbumes familiares y la conformación de círculos de estudio. Se les pide a las madres y padres de familia dar continuidad en casa a los temas prioritarios, realizar las actividades solicitadas por los docentes, fomentar la lectura, estimular el interés de sus hijos para dedicar tiempo a las tareas encomendadas por la escuela; por mencionar algunas.[11] Este tipo de recomendaciones pareciera que sólo están enfocadas a familias que cuentan con un determinado nivel social y económico, tenemos que considerar que en muchos hogares tanto el padre y la madre tienen que trabajar, no pueden estar todo el tiempo al pendiente de sus hijos. Las sugerencias parecen poco contextualizadas con el estilo de vida que lleva gran parte de la población.

Tras la revisión de estas medidas implementadas en materia educativa en 2009, se manifiesta la carencia de un plan pertinente que permita mitigar la transmisión del virus y continuar con el cumplimiento de los planes y programas de estudios de las escuelas de forma oportuna e incluyente. Por lo anterior, tendremos que seguir investigando, creando y modificando las estrategias educativas implementadas en situaciones de crisis, debido a que existe una posibilidad real de que sigan presentándose más epidemias y pandemias.

 

Futuras pandemias, ¿los sistemas educativos podrían estar mejor preparados?

El avance en el desarrollo de antibióticos y vacunas nos hizo pensar que tendríamos ganada la guerra contra las enfermedades infecciosas. Sin embargo, el Premio Nobel de Medicina Joshua Lederberg menciona que “la guerra entre los seres humanos y los microbios continúa día a día y no está claro quién será el ganador”.[12]

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) nos advierte lo siguiente: “Una pandemia ha ocurrido cada 10-50 años durante los últimos siglos. […] Existe un 25% de probabilidad de tal pandemia en 30 años, y eso sólo si fuera una pandemia producida por gripe”.[13] Es por esto que los expertos, en 2016, después de la epidemia del virus del Ébola en África, han dicho que “no es ‘si’ se produce una pandemia, sino ‘cuándo’, para mitigar las pérdidas humanas y financieras como resultado de futuras pandemias mundiales, debemos planificar ahora.[14]

¿Realmente estamos exentos de no volver a experimentar una pandemia como la que actualmente estamos viviendo? Las epidemias y pandemias virales continúan en aumento debido a factores tales como la estrecha relación entre seres humanos y animales, la sobrepoblación, la urbanización, el aumento de viajes al extranjero, el cambio climático, los desastres naturales, la aparición de nuevas enfermedades, la activación de algunas erradicadas, la resistencia de algunos gérmenes a la actividad de los antimicrobianos, entre otros.[15]

Las experiencias de pandemias pasadas y la posibilidad real de nuevas epidemias invitan a las instituciones educativas a estar mejor preparadas ante situaciones de crisis. Al ser la escuela uno de los lugares con mayor foco de trasmisión, el cierre de escuelas es inevitable, por lo que se hace necesario prepararse para un periodo de educación presencial interrumpida, se requiere más tiempo para preparar a los sistemas educativos. Además, los maestros necesitan ser mejor capacitados para dar información clara a las familias y educar a los/as niños/as.

Es fundamental que las instituciones educativas y de investigación formen grupos que se ocupen de analizar inter y transdisciplinariamente distintos aspectos. Es necesario que colaboren juntos y compartan conocimiento para comprender estos hechos y proponer nuevos métodos, estrategias y medios educativos. Este acontecimiento amerita reflexiones desde la academia, la ciencia, las humanidades, la industria, la tecnología y la sociedad en general.

En conclusión, aunque no queramos admitirlo, una pandemia es una probabilidad que todos deberíamos haber esperado más de lo que lo hicimos. Es necesario que nos preparemos con anticipación ante cualquier eventualidad. Observamos que los sistemas educativos han tenido una admirable capacidad de respuesta para ofrecer una solución ante este tipo de situaciones, sin embargo, tendrán que ser más eficaces en el futuro, ya que con esta pandemia se visibilizaron las grandes desigualdades sociales existentes y el incremento de brechas en el acceso a oportunidades educativas.

Preguntas por resolverse

A los que somos estudiosos de la educación, nos compete sumarnos a la investigación, análisis e interpretación histórica, social y pedagógica del acontecimiento que estamos viviendo para contribuir a una sociedad que demanda y merece la mejor educación posible.

La UNAM ha respondido al llamado, a través del conocimiento y su análisis en distintas áreas del saber, está participando en este esfuerzo por investigar esta pandemia, sus causas y consecuencias, los retos y las oportunidades que ofrece. El IISUE, a través de Educación y pandemia: Una visión académica, integra 34 trabajos, en los que se aborda el surgimiento de prácticas pedagógicas de carácter emergente y la dificultad que ha conllevado el tránsito de la escuela al hogar.

Las preguntas que los especialistas en educación se cuestionan en sus trabajos son: ¿cómo contender con las desigualdades sociales y educativas?, ¿cómo aminorar las brechas en las poblaciones vulnerables?, ¿cuál es la relación entre la brecha digital y las grandes asimetrías que se viven en México?, ¿cuentan las madres y los padres de familia con el conocimiento básico para aconsejar a la niñez en el cumplimiento de sus tareas?, ¿cómo tratar las violencias de género en tiempos de pandemia?, ¿cuáles son las tensiones que caracterizan a la emergencia que se vive?, ¿cuántos estudiantes continuarán sus estudios?, ¿cuáles son las experiencias ante esta educación a distancia?[16]

Esta última pregunta planteada es una de las que el presente escrito contribuirá a brindar respuestas. Este escrito documenta las experiencias de 4 estudiantes de primaria que estudiaron en casa tras la pandemia producida por la Covid-19. Dentro del presente documento, además de develar las experiencias de estas niñas y niños que habitan en la Ciudad de México, se identifican sus logros y desafíos con el programa “Aprende en casa”, así como algunas propuestas que ellos brindan para la mejora de la práctica educativa. Con la información obtenida de la revisión de la literatura y de las entrevistas a profundidad llevadas a cabo, se exponen los hallazgos en tres categorías fundamentales: el alto significado social que tiene la escuela para los estudiantes, la poca utilidad que ha tenido la televisión en el programa “Aprende en casa” y la importancia de la presencia de la figura docente en momentos de crisis.

Niños y niñas reapropiándose de su narrativa

Durante este momento histórico tan atípico es de vital importancia reconocer qué les preocupa a los niños, qué valor le están otorgando a la escuela, cómo hablan de sus experiencias en esta modalidad educativa, cómo se expresan de sus docentes, de sus familiares, de su entorno; qué estrategias desarrollan para enfrentarse a las exigencias de desempeño académico; cómo se refieren a las bondades y obstáculos de esta modalidad y de los recursos (computadora, internet, televisión) que han empleado para llevar a cabo sus actividades escolares; cómo es su día a día al estar estudiando en casa, entre otras cuestiones.

En un país donde 31.4% de la población en México son niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años,[17] sería equivocado no hacer valer sus opiniones, no conocer lo que están viviendo y cómo lo están percibiendo cada uno desde su contexto. Las entrevistas permitieron abrir un diálogo con los niños, preponderar su voz en una sociedad que muchas veces la silencia, entender las circunstancias desde su mirada, conocer cómo generan estrategias para sobrellevar la situación histórica que vivimos y descubrir, a través de sus observaciones, vivencias y propuestas, pautas que nos permitan mejorar nuestra labor educativa.

 

Añoranza por la convivencia

 

«Los estudiantes buscan integrarse a algún grupo social ajeno a su círculo familiar, por lo que adquieren con sus amigos de la escuela una segunda familia».

Con este tipo de educación nos han preocupado mayormente los aprendizajes de los/as niños/as: si los contenidos y recursos son adecuados, el desgaste mental y emocional de la situación, entre otros aspectos. Sin embargo, ¿qué es lo que los niños realmente extrañan de ir a la escuela?, ¿qué se les ha dificultado al estudiar desde casa?

Este periodo de clases ha sido sencillo para ellos en cuestiones de carga de trabajo y aprendizaje de los temas, algunos ya no tienen que levantarse tan temprano para ir a la escuela, comentan que pueden terminar sus tareas en una o dos horas y después tienen tiempo libre para hacer otras actividades. Parece que esta pandemia significó un descanso, “me dejé de sentir presionada y estresada”, en palabras de una entrevistada de 11 años de edad.[18]  Entonces, ¿por qué prefieren los niños y niñas ir a la escuela?, todos los entrevistados coinciden con lo mismo: quieren volver a ver a sus amigos y a su profesora.

La vida escolar ha trascurrido entre pantallas, chats y correos electrónicos (o más claramente entre Zoom, WhatsApp y Google Classroom), por lo que el contacto cara a cara con otros no ha sido posible en este periodo del programa “Aprende en Casa”.

La escuela ha fungido como este gran lugar de encuentro y sociabilización con sus pares, muchos/as niños/as pueden compartir experiencias, jugar, reír y divertirse. “Es el lugar donde se generan amistades, enemistades y noviazgos; también las aventuras, la imaginación y el atrevimiento de las empresas infantiles y juveniles”.[19]

Los estudiantes buscan integrarse a algún grupo social ajeno a su círculo familiar, por lo que adquieren con sus amigos de la escuela una segunda familia. En estos momentos, expresan: “quiero ir a la escuela, porque ahí estoy con mis amigos, paso más rato con ellos y así convivo con todos”,[20] “no quiero quedarme sin ver a mis amigos y como no podíamos ir a sus casas o vernos en la escuela es más difícil”.[21]

Es muy interesante analizar que lo que menos les ha gustado de no asistir a la escuela ha sido no poder ver a sus amigos, pero lo que también más han disfrutado de este confinamiento es que han convivido más con su familia, han tenido más tiempo para jugar con sus hermanos/as y sus primos/as.

 

“La tele aburre”

 

Con el fin de continuar con los planes y programas de estudios se ha apostado por completo a la transmisión de los contenidos escolares en los canales de televisión. Muchos especialistas se han cuestionado sobre el empleo de este medio para impartir las clases en los hogares, pero también los niños y niñas tienen algo que decir respecto a esta apuesta educativa.

Yoselyn, una de las entrevistadas, nos comenta que en su televisión no lograban ver los canales donde se transmitían los programas de “Aprende en casa”, entonces su maestra decidió mandarle los cuestionarios y algunos links de las cápsulas que estaban disponibles en YouTube. Fernanda, otra entrevistada, nos mencionó al respecto que “no les ponía atención”,[22] además mencionó que “ya no aprendes de la misma manera en la que aprendías en la escuela, los videos no se entienden, son para personas más grandes”,[23] ella dejó de verla por indicaciones de su profesora, ya que les envió, en su lugar, otras actividades.

Sobre esto, a Leonardo también le indicaron que no era obligatorio ver los programas, nos dice que la razón era que “la tele era complicada”, además nos menciona “somos aquí ocho niños y todos teníamos un horario y como son poquitas teles pues no podíamos todos al mismo tiempo”.[24] Cristian no veía los programas porque la maestra tenía “un sistema que no era tan confuso” y porque “la tele aburre”.[25]

Por otro lado, se identificó en las entrevistas un mayor uso del celular, ya que ha sido el medio con el cual han podido sacar fotos a sus tareas y enviarlas, buscar información y ver por medio de YouTube las cápsulas que se transmitían en la televisión. Se incrementó el tiempo que lo utilizaban al día: antes lo empleaban de media hora a dos horas diariamente, con las clases a distancia comenzaron a utilizarlo de 3 a 5 horas al día. Incluso a dos de los entrevistados se les infló la batería del celular por su uso constante.

Las tecnologías además de ser útiles para continuar transmitiendo a los niños contenidos escolares, les han permitido de alguna forma estar cercanos, ya que han mantenido comunicación con sus compañeros por mensajes en WhatsApp, por llamada, por zoom.

El profesor prevalece como figura docente

Dentro de este panorama, los niños han valorado que hayan continuado las clases de esta forma, pues mencionaban que “no pierdes la escuela completamente”,[26] “no perdemos el avance de la escuela”.[27]

 Durante este periodo han tratado de ingeniárselas, “si algo no entendía buscaba, yo misma comprendía y escribía la respuesta a mi manera.”,[28] ya sea buscando información, viendo más videos o resolviendo ejercicios que encontraban en páginas web.

A pesar de una serie de estrategias desarrolladas y del apoyo de diversos miembros de la familia en la realización de sus tareas y la comprensión de los temas, sin duda quieren volver a ser enseñados por sus maestras y maestros: “la maestra sabe cómo enseñar”,[29] “es más fácil aprender con mi maestra”.[30]

Quieren sentirse como si siguieran estando en el salón de clases, algunas de sus propuestas fueron que los profesores deberían tener un pizarrón en el que van explicando el tema y apuntando en él conceptos importantes, quieren poder tener una interacción más directa con el profesor, poderle preguntar las dudas que vayan surgiendo en el momento. Consideran que podría haber clases por zoom, “porque nos podríamos ver”[31] y trabajos en equipo.

Tiernamente, al querer regresar lo antes posible a la escuela ellos prometen usar tapabocas todo el tiempo, guardar una sana distancia con sus compañeros, “usar gel a cada ratito” y “tocar las cosas que menos pueda”.[32] Quieren volver a las aulas para opinar sobre los temas, aclarar sus dudas. Sin duda, si lo/as niño/as van a tener que adaptarse a continuar otro ciclo más en esta modalidad de educación a distancia, se tendrán que buscar formas en las cuales puedan tener un mayor contacto con sus compañero/as y profesora/es.

 

Reflexiones finales

 

«Muchas de las acciones que se llevan a cabo en situaciones de crisis por parte del gobierno para dar continuidad a la formación escolar son poco premeditadas, ya habíamos tenido una experiencia similar hace poco más de 10 años y parece que hemos aprendido poco de ella».

 

 

Esperamos que con este escrito hayamos mostrado este mundo subjetivo de niños y niñas de primarias en México, de los elementos que entran en juego en la construcción de las experiencias vividas en este contexto social e histórico complejo, experiencias que inevitablemente conformarán y definirán el presente y futuro de estas generaciones.

Tenemos que tomar en cuenta que afortunadamente los entrevistados viven en hogares en los cuales tienen a su disposición por lo menos un celular, una televisión e internet, sin embargo, tendríamos que acercarnos a investigar contextos en los cuales no pueden acceder a ningún recurso tecnológico, porque sin duda, las experiencias que los niños y niñas de primaria nos cuenten serán muy distintas a las que presentamos.

A lo largo de los apartados que desarrollamos, podemos observar que muchas de las acciones que se llevan a cabo en situaciones de crisis por parte del gobierno para dar continuidad a la formación escolar son poco premeditadas, ya habíamos tenido una experiencia similar hace poco más de 10 años y parece que hemos aprendido poco de ella.

Es importante poner más énfasis en que los estudiantes cuenten con las herramientas para aprender por sí mismos y tengan curiosidad por seguir aprendiendo, ya que, en este sentido, durante el programa “Aprende en casa”, los entrevistados sólo dedican de 2 a 3 horas diarias para realizar sus tareas y actividades, sin interés de invertir más tiempo en continuar aprendiendo nuevos temas.

 

«Este fenómeno epidemiológico dejó al descubierto las áreas de mejora y desafíos que aún tenemos como institución, como educadores, como padres de familia, como autoridades locales, como gobierno, como organismos internacionales y como ciudadanos globales».

 

 

Además, habría que analizar si las formas, medios, estrategias y materiales empleados van a garantizar que el aprendizaje adquirido se refleje en las evaluaciones, será un reto para los profesores retomar los contenidos cuando las escuelas abran de nuevo, ¿cuáles serán las futuras consecuencias para la educación de los niño/as después de este aprendizaje tan interrumpido?

Este fenómeno epidemiológico dejó al descubierto las áreas de mejora y desafíos que aún tenemos como institución, como educadores, como padres de familia, como autoridades locales, como gobierno, como organismos internacionales y como ciudadanos globales. Cuanto más tiempo continúe esta pandemia, deberán surgir soluciones innovadoras que contemplen las necesidades escolares y que velen por el bienestar físico, mental y emocional de las niñas y los niños.

Las bondades que nos ha traído esta pandemia ha sido la posibilidad de repensar la educación, sus propósitos y formatos, los cuales tendrían que adaptarse a la gran diversidad de contextos que existen. Durante estos meses ha salido a relucir más que nunca la importancia de revalorar la forma en que estamos llevando nuestra relación con los otros y con el medio ambiente, por lo que es necesario replantear contenidos que preparen a los educandos en la comprensión de su realidad y que además fomenten el desarrollo de actitudes de solidaridad, empatía, respeto y responsabilidad.


Notas

[1]Libertad Colín Márquez, estudiante de séptimo semestre de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Correo electrónico: libertadcm99@gmail.com

[2]OMS, “Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19)”, en Organización Mundial de la Salud [en línea].

[3]Redacción BBC, “Coronavirus en México: confirman los primeros casos de Covid en el país”, en BBC News Mundo [en línea].

[4]UNESCO, “1.370 millones de estudiantes ya están en casa con el cierre de las escuelas de COVID-19, los ministros amplían los enfoques multimedia para asegurar la continuidad del aprendizaje”, en UNESCO [en línea].

[5]SEP, “Boletín No. 98 Se sustenta el programa Aprende en Casa en los Libros de Texto Gratuitos: SEP”, en GOB [en línea].

[6]Nación, “SEP presenta programa de ‘Aprende en casa’”, en Contra Réplica [en línea].

[7]Redacción, “Ciclo escolar 2020-2021 iniciará 24 de agosto y a distancia”, en UNOTV [en línea].

[8]Melissa Velásquez, “El coronavirus trae recuerdos del H1N1, la pandemia que paralizó a México y a Estados Unidos”, en CNN [en línea].

[9]SEP, “Lineamientos para prevenir y mitigar los efectos de la influenza A (H1N1) en el sector educativo”, p. 32.

[10]Ibíd., pp. 32-36.

[11]SEP, “Componentes del Plan Escolar de Acción Emergente para una Contingencia Epidemiológica”, p. 10.

[12] Editorial, “Epidemias y pandemias virales emergentes: ¿Cuál será la próxima?” en Investigación Clínica [en línea].

[13]Informe GEM, “Coronavirus: ¿los sistemas educativos podrían haber estado mejor preparados?’’ en UNESCO [en línea].

[14]Idem.

[15]Luis Villamil, “Epidemias y pandemias: una realidad para el siglo XXI. Un mundo y una salud”,  p. 8.

[16]Hugo Casanova et al., “Educación y pandemia: Una visión académica”, en IISUE [en línea].

[17]CONAPO, “31.4 por ciento de la población en México son niñas, niños y adolescentes, de 0 a 17 años“, en SEGOB [en línea].

[18]Fernanda Gutiérrez, comunicación personal, 28 de diciembre de 2020.

[19]María de Ibarrola y Margarita Zorrilla, “La debacle educativa”, en Nexos [en línea].

[20]Leonardo Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[21]Cristian Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[22]Fernanda Gutiérrez, comunicación personal, 28 de diciembre de 2020.

[23]Ibid.

[24]Leonardo Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[25]Cristian Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[26]Fernanda Gutiérrez, comunicación personal, 28 de diciembre de 2020.

[27]Leonardo Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[28]Yoselyn Hernández, comunicación personal, 03 de enero de 2021.

[29]Fernanda Gutiérrez, comunicación personal, 28 de diciembre de 2020.

[30]Leonardo Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[31]Cristian Calderón, comunicación personal, 19 de diciembre de 2020.

[32]Fernanda Gutiérrez, comunicación personal, 28 de diciembre de 2020.

 

**Los padres de familia autorizaron que los nombres de sus hijos e hijas fueran mencionados dentro de este escrito.

 

 


Referencias

 

CASANOVA, Hugo, et al., “Educación y pandemia: Una visión académica”, en IISUE, [en línea], <https://www.iisue.unam.mx/investigacion/textos/educacion_pandemia.pdf>. [Consulta: el 22 de diciembre de 2020.]

CONAPO, “31.4 por ciento de la población en México son niñas, niños y adolescentes, de 0 a 17 años“, en SEGOB, [en línea], <https://www.gob.mx/segob/prensa/31-4-por-ciento-de-la-poblacion-en-mexico-son-ninas-ninos-y-adolescentes-de-0-a-17-anos-conapo>. [Consulta: el 22 de diciembre de 2020.]

DE IBARROLA, María y Zorrilla Margarita, “La debacle educativa”, en Nexos, [en línea],  <https://educacion.nexos.com.mx/?p=2473>. [Consulta: el 06 de enero de 2021.]

EDITORIAL, “Epidemias y pandemias virales emergentes: ¿Cuál será la próxima?” en Investigación Clínica, [en línea], <http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0535-51332016000300001>. [Consulta: el 23 de diciembre de 2020.]

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VELASQUÉZ,

Melissa, “El coronavirus trae recuerdos del H1N1, la pandemia que paralizó a México y a Estados Unidos”, en CNN, [en línea], <https://cnnespanol.cnn.com/2020/01/31/h1n1-la-pandemia-que-paralizo-a-mexico-y-ee-uu-como-lo-hace-ahora-coronavirus-con-china/>. [Consulta: el 20 de diciembre de 2020.]

VILLAMIL, Carlos, “Epidemias y pandemias: una realidad para el siglo XXI. Un mundo y una salud”, en Lasallista de investigación, No.1, Volumen X, Colombia, Lasallista, 2013, pp. 7-8.

 

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